Aunque parecieran denotar lo mismo, existen diferencias entre caro y costoso. Te conviene conocerlas para tomar mejores decisiones en tus finanzas personales e inversiones.
Siempre estamos buscando racionalizar, al menos inconscientemente, nuestro beneficio. Y, por lo general, rehuimos a las cosas caras. A veces utilizamos costoso como sinónimo de caro; sin embargo, no es lo mismo. Según la Real Academia Española, caro se refiere a “un precio elevado en elación con otros bienes semejantes”. Mientras que costoso se refiere a algo que “cuesta mucho trabajo, esfuerzo o tiempo”. Esto nos puede guiar en nuestras decisiones diarias.
De qué sirve distinguir las diferencias entre caro y costoso
Como ya vimos, el que algo sea caro depende de su relación con otros bienes semejantes. Es decir, es una característica relativa o relacional, pero no necesariamente de sustancia de un objeto. Entonces, si un objeto es caro, pero no cuesta mucho hacerlo, puede ser porque hay escasez o simplemente se trata de un bien apreciado por cuestiones tan diversas como el prestigio de una marca o el mercado donde se encuentra. Incluso un refresco puede ser caro cuando se compra dentro de un parque de diversiones. Nunca hay que comprar caro cuando haya sustitutos más baratos.

Tomar una mala decisión también puede ser costoso en el largo plazo | Fuente: Pixabay
En cambio, elegir algo que es costoso por sí mismo, puede significar una inversión. Por ejemplo, comprar un mueble con maderas finas y realizado por un maestro ebanista con una técnica milenaria resultará costoso. Sin embargo, con el tiempo, este mueble se apreciará.
Lo mismo pasa con la construcción de una casa bien hecha, con vigas de acero que soporten la estructura contra cualquier inclemencia. Seguramente esto será costoso, pero, por requerir demasiado trabajo, inversión e inventiva, una construcción costosa podría ser una buena inversión en el largo plazo.
Ahora bien, hay cosas que resultan costosas en el largo plazo. Esta expresión quiere decir que el peso de ciertas decisiones se vuelve más grande con el tiempo. Estudiar o no una carrera, invertir los ahorros o irse de viaje, pedir perdón a tiempo o no. Estas son decisiones que inevitablemente determinarán nuestro futuro y que serán costosas si lo hacemos mal.

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