Todos los mexicanos sabemos que el 18 de marzo es una fecha muy importante dentro de la historia del país. En general, conocemos que en esta fecha se conmemora la “Expropiación petrolera”, empredida por el presidente Lázaro Cárdenas en 1938. Pero además, también significó la fundación de la paraestatal más importante de México: Petróleos Mexicanos (Pemex).
7 de junio de 1938 :Se crea Petróleos Mexicanos ( PEMEX ) pic.twitter.com/qZZryKVaiL
— Historia México (@historia_mexico) June 8, 2014
La expropiación petrolera puede entenderse de manera muy sencilla como la nacionalización del petróleo; es decir, dejó de estar en manos de privados y pasó a ser propiedad de la nación. Pemex simplemente fue la institución creada para gestionar la explotación de este recurso como una empresa del Estado.
¿Cómo sucedió esto? Si bien hubo precedentes importantes anteriores a 1936, es en este año cuando comienzan las agitaciones que desencadenerían los acontecimientos de 1938. El movimiento obrero relacionado con la industria petrolera llevava ya algún tiempo luchando por mejores condiciones laborales y salariales, sin lograr ganar mucho terreno.
El primer gran avance se logró con la creación de un sindicato único de trabajadores del petróleo, a través del cual se buscaba negociar de manera colectiva un nuevo contrato de trabajo, donde se vieran mejoradas sus condiciones laborales. Las negociaciones de este nuevo contrato entre la empresa y el sindicato se realizarían a mediados de 1936.
Estas negociaciones no llegaron a un acuerdo, y estuvieron al borde de la ruptura para noviembre de ese año. En ese contexto, también para noviembre de 1936 se promulgaba la Ley de Expropiación, la cual le otorgaba facultades al gobierno de hacerse con cualquier propiedad que representara un interés público, si así fuera valorada. No obstante, ante las preocupaciones mostradas por Estados Unidos de lo que podía significar esta ley, el presidente Cárdenas aseguró que su intención no era expropiar ninguna actividad con capital extranjero.
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Ya para 1937, las negociaciones entre el sindicato petrolero y las empresas de esta rama seguían sin llegar a una concilicación. Para mayo, los trabajadores llamaron a huelga. Tras un mes de huelga, y ante la escasez de combustibles que estaba paralizando la actividad económica del país, el presidente Cárdenas volvió a intervenir en el conflicto, solicitando que se levantara la huelga, lo cual sucedió para inicios de junio.
Se creó una comisión para evaluar a la industria y también generar un dictamen de resolución del conflicto. En el dictamen se le exhortaba a la empresa El Águila – subsidaria de la Royal Dutch Shell – a pagar 26 millones de pesos en salarios y prestaciones. El dictamen no era favorable para los empresarios, y éstos impugnaron la decisión, bajo el argumento de que no podían pagar esa cantidad de dinero.
Las empresas acudieron a la Suprema Corte buscando ampararse, mientras comenzaban a retirar fondos de los bancos de México, y también muchos de los activos de la industria. Además empezaron a correr el rumor de que el valor cambiario del dólar era insostenible tal y como se manejaba en aquella época, con el fin de generar una crisis monetaria en el país.
Al final, la Suprema Corte también ratificó el fallo a favor del sindicato y dio como plazo hasta el 7 de marzo de 1938 para que los empresarios cumplieran con sus compromisos. Lázaro Cárdenas continúo intentando negociar con las empresas para pagar lo sentenciado por la corte, pero sin éxito antes del plazo fijado.
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Al seguirse negando a cumplir lo dictaminado para el 7 de marzo, el presidente Cárdenas tomó la decisión de expropiar a las empresas petroleras, bajo la cobertura del artículo 27 de la constitución. La decisión fue ejecutada el 18 de marzo, y contó con una amplia aceptación popular, al grado de que se generaron movilizaciones para donar joyas y dinero en apoyo a las compensaciones que debían ser pagadas a las empresas extranjeras.
Finalmente, para junio de ese mismo año se promulgaría la ley que le daría fundación a Petróleos Mexicanos (Pemex), la empresa del Estado que se encargaría de la exploración, producción y refinación del petróleo hasta nuestros días.
