El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, puso sobre la mesa el pasado 27 de octubre la posibilidad de enviar una iniciativa al Congreso que contempla la eliminación del Outsourcing. En esta nota, te explicamos cuáles podrían ser las implicaciones y consecuencias de aplicar esta medida.
Las razones del presidente, entre las de muchos otros bien intencionados, son eliminar un esquema de contratación pensado en favorecer únicamente a los empresarios, que además permite dejar sin protección a los trabajadores. De este modo, este modelo implica que los trabajadores reciban sueldos bajos, no tengan prestaciones de ley, ni puedan generar antigüedad.
Con estos argumentos en mente, eliminar el outsourcing podría ser la solución mágica para promover en su lugar la contratación directa. Sin embargo, las condiciones económicas no siempre son así de simples, por no decir que nunca.

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¿De dónde viene el outsourcing?
Esta práctica, también conocida como subcontratación, se remonta a los años 80 del siglo pasado. Lo que permite es reducir los costos de gestión de las empresas, flexibilizando la creación de empleo y la competitividad, ahorrando costos y facilitando los procesos operativos. Con ello, las empresas dejan de preocuparse de la gestión administrativa de los empleados.
Por otra parte, los empleados bajo el outsourcing, trabajan en situaciones precarias, pues no cuentan con todas las prestaciones y derechos que garantiza la contratación directa.
¿Cómo afectaría eliminar la subcontratación?
En la economía es difícil golpear un sector y esperar no tener consecuencias al respecto. De este modo, terminar con el outsourcing afectaría al sector empresarial, pero en consecuencia, afectaría a los trabajadores cuya situación inicial se buscaba mejorar.

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Eliminar el outsourcing, dejaría desempleado a todo aquél que se encuentre bajo este esquema, por lo menos de forma momentánea. En un escenario en el que la economía no ha logrado recuperarse, el que consigan un empleo directo y con las prestaciones de ley no es seguro, pues para que esto sea posible tuvo que haber procesos de ahorro y creación de capital previos, que es lo que no ocurre en medio de una recesión.
Más desempleo indica que las familias tienen menos ingresos, y que la recesión puede continuar.
Por el contrario, la subcontratación no debe pasar por procesos de reflexión moral, en el que nos limitamos a pensar si se trata de algo ‘bueno’ o ‘malo’. Más bien es una adquisición evolutiva que la sociedad a través de la economía ha adoptado dentro de sus estructuras de operación, más allá de si nos parece o no.

Lo que puede hacerse es regular para permitir el despliegue de nuevas estructuras, que si bien no serán perfectas, como ninguna medida legislativa, podrían mejorar la protección hacia los empleados.