El Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC) puede ayudar a que México proteja el medio ambiente de la acción del gobierno actual, que ha desmantelado la Semarnat y favorecido la generación de energéticos a través de energías no renovables, con un claro embate contra la inversión privada, los órganos reguladores y las energías limpias.
Gabriel Quadri, ingeniero y ambientalista, en El Economista, indica que el capítulo 24 del T-MEC incluye una serie de cláusulas mediante las cuales podrían imponerse presiones diplomáticas y comerciales sobre México en caso de no cuidar el medio ambiente. El T-MEC además refrenda al Comité de Medio Ambiente del TLCAN, que puede intervenir en controversias internacionales y establecer sanciones.
Medio ambiente y energías
Quadri señala:
“El T-MEC establece la obligación de aplicar efectivamente las leyes ambientales en cada país, en especial en casos de afectaciones al comercio o a la inversión. Énfasis particular se da a la Evaluación de Impacto Ambiental de proyectos (…). Es notable que el T-MEC afirme el compromiso de las Partes de cumplir con los acuerdos multilaterales de medio ambiente, en lo que sobresale obviamente el Acuerdo de París en materia de cambio climático, el cual ha sido repudiado en los hechos por el gobierno mexicano”.
De este modo, el artículo 24 de T-MEC enfatiza la necesidad de mantener una óptima calidad del aire (debido a su impacto sobre los ecosistemas) en un entorno de participación pública. De este modo, el ataque del gobierno mexicano contra las energías limpias y renovables podría desencadenar un problema diplomático, si es que el gobierno estadounidense cambia de manos.
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Además, el T-MEC incluye cláusulas sobre reducción de plásticos y basura, tema que México no ha fijado legislación, política u opinión.
Sobre deforestación, Quadri indica:
“Todo ello es anatema para el gobierno mexicano dadas sus decisiones abiertas de destruir instituciones ambientales y de gestión de parques nacionales y reservas de la biósfera (Conanp), de aplicación de la ley (Profepa), y de política forestal (Conafor), y de promover políticas y programas expresos que representan incentivos malignos a la deforestación, como ‘Sembrando Vida’.”
Además, el T-MEC obliga a los firmantes a proteger especies en peligro de extinción, creando por ejemplo, esquemas regulatorios para evitar la pesca ilegal, sobrepesca y sobrecapacidad.