Lilly Téllez es uno de los perfiles que podrían contender a la candidatura opositora por la presidencia en 2024. El pasado 5 de mayo, la actual senadora Téllez pronunció un discurso definiéndose abiertamente en favor de una “derecha moderna”, en oposición a la “izquierda populista”.
La postura de Téllez pone en el centro al individuo, la limitación al poder del gobierno, un Estado de derecho, prioriza los derechos de propiedad, y se muestra favorable hacia los mercados libres. Por otro lado, Téllez acusa al gobierno de López Obrador de exacerbar problemas como la pobreza; su postura apunta a que los subsidios acrecientan la dependencia de los beneficiarios hacia el gobierno; pero al mismo tiempo, el desmantelamiento y deterioro del sector público.
¿Izquierda morena o derecha moderna?
Atención ? porque van a definir tu vida… pic.twitter.com/LVzVdH20j3
— Lilly Téllez (@LillyTellez) May 14, 2023
El giro llama la atención sobre todo porque en 2021, Téllez, junto a otros legisladores de oposición, firmaron la Carta de Madrid, un acuerdo conjunto al partido español VOX, que tiene como objetivo detener el avance del comunismo en el mundo hispanoparlante. En aquél entonces, Téllez se retractó de la alianza, y dijo encontrarse en el centro y en favor de la reconciliación. Esto último es importante, pues mientras Claudia Sheinbaum acusa a Téllez de ‘fascista’ (sic), Téllez insiste en la necesidad de la pluralidad en la discusión pública.
Con ello, Téllez se diferencia de esa oposición que teme etiquetarse como derecha (error en el que ella misma cayó al desmarcarse de VOX); pero también corre el riesgo de jugar en el lado del discurso del poder, donde está asumiendo el rol del chivo expiatorio que López Obrador ha usado para caracterizar los problemas de México: el neoliberalismo.
La relación de Téllez con estas posturas podría venir de dos lugares: 1) del Grupo Salinas, donde ella fue presentadora de noticias; pues una de las causas que abiertamente han defendido Don Hugo Salinas y Ricardo Salinas ha sido la libertad económica; o 2) del PAN, donde de forma circunstancial y excepcional ha habido ciertos discursos republicanos y en favor de los mercados libres (piénsese en el predecesor del PAN, Juan Andreu Almazán, en Manuel Clouthier, o en Diego Fernández de Cevallos).

El giro de Téllez la desmarca de una oposición tímida y cobarde de definirse claramente ante el poder ||Fuente: Twitter @LillyTelez
Aunque Téllez dice que su programa de gobierno va dirigido hacia los votantes de Morena que se asumen como personas de derecha (dos terceras partes), queda poco claro si este electorado siente una genuina simpatía por su programa de gobierno. La apertura comercial de los noventa, que ayudó a posicionar económicamente a México en las últimas décadas, no cuenta con una prensa positiva, y ha dejado un vacío de narrativas donde la nostalgia por un pasado en el que “sí crecíamos” se hace presente, para pedir más intervención del gobierno sobre los mercados (piénsese en cómo López Obrador reivindica a López Mateos y Ruiz Cortines, mientras en los hechos gobierna como Echeverría y López Portillo).
En los hechos, un programa como el que propone Téllez es amigable con el crecimiento económico y la creación de empleos a largo plazo; pero en el corto plazo es doloroso y poco popular entre las masas, porque supone restricciones presupuestales, disciplina fiscal y respeto a la ley (no en vano Mario Vargas Llosa perdió la candidatura presidencial del Perú, y no en vano la mayoría de los procesos de apertura comercial en América Latina de los años noventa carecieron del apoyo popular). Lo curioso es que varios recortes han ocurrido durante este gobierno a costa de mantener programas clientelares.
Los puntos a favor en esta candidatura es que está posicionando una agenda radicalmente distinta a otros opositores; pero tiene en contra que se pone en el lugar que la oposición teme cobijar, hacia el que López Obrador dirige sus críticas cada mañana.
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