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Mexicana: El Fracaso de una Aerolínea Estatal en México

Descubre cómo la mala gestión y las decisiones cuestionables llevaron a Mexicana Airlines a pérdidas millonarias y críticas generalizadas. Un análisis de su primer año en operación.
Mexicana Fracaso AMLO

Tras su primer año de operaciones, Mexicana Airlines, la aerolínea estatal resucitada por el expresidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, se encuentra en una caída libre en pérdidas financieras y contratiempos operativos.

A pesar de las elevadas promesas del gobierno de una aerolínea económica y de alta calidad que atendiera rutas desatendidas, Mexicana se ha convertido en un claro ejemplo de mala gestión y decisiones cuestionables en la industria de la aviación.

El desempeño de la aerolínea en 2024 fue nada menos que desastroso. Con apenas 23,300 pasajeros de los 5 millones que volaron en México, Mexicana capturó una cuota de mercado abismal de menos del 0.5%. Esta cifra irrisoria contrasta fuertemente con la visión grandiosa planteada por el gobierno al lanzar la aerolínea. La cancelación de ocho rutas, lo que efectivamente redujo a la mitad sus operaciones, subraya aún más la lucha de la aerolínea por encontrar su lugar en un mercado competitivo.

El Financiero revela que Mexicana sufrió unas pérdidas asombrosas acumuladas de 932 millones de pesos en 9 meses de operación durante el 2024. Pero hay más, el SAT tiene destinados hasta 2 mil millones de pesos en subsidios para este dudoso negocio. Este desangre financiero plantea serias preguntas sobre la viabilidad de la aerolínea y la sensatez de confiar sus operaciones al Ejército Mexicano, una entidad sin experiencia previa en aviación comercial y recordar los negocios turbios de gobiernos anteriores.

“Mexicana ingresa, por cada pasajero que transporta, alrededor de 927 pesos, pero le cuesta más de 4 mil 484 pesos movilizar a cada viajero que decide volar con la empresa” Aldo Munguía El Financiero

Habría que entender los negocios con sus proveedores. Por ejemplo, Boeing ha sido elegido para suministrar aviones a Mexicana. Aunque se desconocen los detalles específicos de su acuerdo, no es difícil imaginar que Boeing se beneficia significativamente de un cliente desesperado con amplios fondos gubernamentales.

De manera similar, Embraer recibió un pedido de 20 aviones E2 brasileños por parte de Mexicana en junio de 2024, un acuerdo valorado en aproximadamente 20 mil millones de pesos. Estos proveedores aseguran contratos lucrativos mientras Mexicana enfrenta pérdidas crecientes con cargo a “El Pueblo Bueno”.

Un Elefante Blanco en el Cielo

Críticos de los partidos de oposición PRI y PAN no han escatimado palabras, calificando a Mexicana como un “fracaso colosal” y un “elefante blanco”. El costo proyectado para los contribuyentes de 19 mil millones de pesos (950 millones de dólares) es una píldora difícil de tragar, especialmente considerando el desempeño penoso de la aerolínea y la cancelación de la mitad de sus rutas en su primer año de operación.

Negación Gubernamental y Promesas Vacías

A pesar de la abrumadora evidencia del fracaso de Mexicana, la administración actual parece estar en negación. Las declaraciones recientes de la presidenta Claudia Sheinbaum prometiendo un futuro brillante para la aerolínea y planes de expansión suenan vacías frente al pésimo desempeño de la aerolínea. La promesa de nuevas rutas y entregas adicionales de aviones parece más un intento desesperado por salvar la imagen que una estrategia bien pensada para su resurgimiento.

“Mexicana seguirá siendo la empresa del pueblo de México. Seguirá volando, no hay nada más que una revisión del plan estratégico para 2025” – Claudia Sheinbaum

Es Claro que Este Abismo Financiero es Negocio para Alguien

Fernando Gómez Suárez, un ejecutivo de la industria aérea, señala los fallos fundamentales en el lanzamiento de Mexicana:

“Comenzaron sin una estrategia de mercado, un plan financiero y sin provisiones para asegurar aviones”.

Esta falta de planificación básica es asombrosa para un proyecto de esta escala e importancia. La discrepancia entre las rutas planeadas y los aviones disponibles ha llevado a ineficiencias que cualquier profesional experimentado en aviación podría haber previsto.

Quizás lo más condenatorio es el fracaso de Mexicana en cumplir su misión principal: atender rutas ignoradas por otras aerolíneas. Ejemplo, el cancelado Cancun – Oaxaca que urge en esa región. Esta promesa rota no solo socava la razón de ser de la aerolínea, sino que también plantea preguntas sobre la comprensión del gobierno del mercado de la aviación y su capacidad para abordar necesidades genuinas en el sector. Pareciera que el objetivo es usar el presupuesto aprobado.

Mientras Mexicana Airlines continúa su turbulento viaje, queda claro que los verdaderos perdedores en esta empresa son los contribuyentes mexicanos. Mientras los proveedores se benefician de contratos lucrativos, la aerolínea lucha por mantenerse a flote, quemando millones en fondos públicos. La insistencia obstinada del gobierno en mantener esta empresa fallida, a pesar de la clara evidencia de su fracaso financiero, es un testimonio de los peligros de mezclar política con negocios. Es obvia la idea de hacer negocios de la política.

Peor aún, la existencia misma de Mexicana no parece tener otro propósito más que el de beneficiar a los proveedores que lucran con su operación. Si la aerolínea no cumple con su misión declarada de atender rutas que no son rentables para otras aerolíneas, resulta evidente que su verdadera misión es simplemente gastar en proveedores, en lo que se perfila como la forma más burda y descarada de drenar un presupuesto público con cargo al pueblo de México.

La saga de Mexicana sirve como una advertencia de cómo no gestionar una empresa estatal. A medida que las pérdidas aumentan y las rutas desaparecen, solo queda esperar que el gobierno mexicano aprenda de este costoso error y redirija sus esfuerzos hacia proyectos más viables y beneficiosos para sus ciudadanos alías “El Pueblo Bueno”. Hasta entonces, Mexicana sigue siendo un recordatorio evidente de los peligros de la intromisión gubernamental en el complejo mundo de la aviación comercial, y de cómo los intereses privados, disfrazados de bienes públicos, pueden sangrar a un país entero bajo la bandera de falsas promesas.

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