Al hacer un presupuesto, las personas suelen destinar una parte del dinero de la quincena a los gastos cotidianos, otra parte al ahorro y un porcentaje para pagar deudas.
Sin embargo, normalmente se comete un error: dejar las deudas al final. Es decir que se hace un plan para utilizar los recursos en distintos rubros y con los fondos que restan se pretende solventar las deudas.
En realidad, esta estrategia suele derivar en el sobreendeudamiento por una razón sencilla. Es común que el dinero se gaste con el paso de los días y cueste trabajo ceñirse al plan inicial.

Pagar al final suele propiciar el sobreendeudamiento | Foto: Unsplash
Así, el dinero se va terminando y, cuando llega el momento de pagar las deudas, ya no hay recursos suficientes. Entonces, hay quien recurre al empeño, a pedir dinero prestado, a solicitar un adelanto de sueldo, entre otras medidas desesperadas.
Pero, ¿cómo hacer que esto no ocurra? ¿Cómo lograr pagar las deudas sin morir en el intento? En realidad, existe un método muy sencillo para tales casos.
Consiste en invertir los planes de gasto. Es decir, al recibir el dinero de la quincena, destinar de inmediato el porcentaje necesario para liquidar las deudas.

Tan pronto como llegue el dinero de la quincena, debes pagar tus deudas | Foto: Unsplash
Y cuando hablamos de “destinar un porcentaje” no nos referimos únicamente a apartarlo, sino a utilizarlo y pagar las deudas tan pronto como llegue la quincena.
Una vez que las deudas quedan saldadas, entonces puedes crear un presupuesto para los demás gastos. Así pues, pagar las deudas primero es una de las mejores estrategias para evitar que estas crezcan y se vuelvan insolventables.
De lo contrario, cualquier deuda, por mínima que sea, tiene el potencial de convertirse en un monstruo que se alimente de tus recursos hasta dejarte en cero.

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