Antes de invertir, debes considerar algunos factores, como a cuánto asciende tu capital, e incluso tu edad. Considerar tu edad es algo importante para invertir, te explicamos las razones.
No es lo mismo ser un inversor joven que una persona madura o en la vejez. Mientras que el primero busca incrementar su capital y busca mayores riesgos, el segundo tendrá como objetivo preservar su capital, mientras que es más cauteloso con el riesgo.
Las razones son más o menos simples: mientras que el joven tiene una vida laboral y biológica por delante, puede tomar más riesgos, porque tiene la esperanza de que si pierde, podrá recuperarse a lo largo de su vida. Por su parte, el inversor maduro sabe que si pierde no le quedará tanto espacio para recuperarse económicamente, ya que sus energías ya no son las mismas y su vida requiere menos sobresaltos.
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¿En qué deberían invertir los jóvenes?
Entre los 25 y los 35 años se recomiendan productos de mayor riesgo, como las inversiones en bolsa. Se recomienda que el 80% de la inversión esté en estas opciones de renta variable, y el 20% en renta fija (como Cetes, Afores, o Sofipos).
¿Qué se recomienda para los adultos jóvenes?
Quienes tienen entre 35 y 45 años, se recomienda 30% de inversión en renta fija, y otro 70% en renta variable. Mientras que en esta época crecen gastos como la hipoteca, hijos o automóviles, la capacidad de invertir decrece.
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¿Cómo pueden invertir los adultos maduros?
Estando entre los 45 y los 55 años, la renta fija se sugiere en 45%, y la variable en 55%. Así, en esta edad los salarios suelen aumentar, siendo así mayor la capacidad de ahorrar. Asimismo, las acciones y fondos son convenientes y recomendables.
¿Cómo invertir si estoy llegando a la vejez?
Estando entre los 55 y los 65 años, los gastos se reducen, y aumenta la aversión al riesgo por estar más cerca la jubilación. En esta etapa, se sugiere un 65% en renta fija, y un 35% en renta variable.
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¿Qué hacer en la vejez tardía?
Luego de los 65 años, es tiempo de desinvertir para cubrir esos gastos para los que la pensión no es suficiente. Aquí la aversión al riesgo es más grande, por lo que se recomienda tener un 80% en renta fija, y un 20% en renta variable.
Al final del día, tú eres quien adapta su portafolio a los distintos tipos de productos e inversiones disponibles en el mercado.
