Hace unos meses, mi auto se descompuso y me dejó tirado en la madrugada en calles de la CDMX. Por supuesto, le hablé al seguro y la grúa llegó como en una hora.
En realidad, todo estuvo bien: lo enganchó, me subí a la grúa y nos dirigimos a mi destino. Por supuesto, el arrastre lo cubre totalmente el seguro de mi auto.
Luego, cuando estábamos cerca de llegar a destino, la grúa comenzó a volarse los topes, al parecer el operador llevaba prisa. El problema es que no era una grúa de plataforma, sino de arrastre.
Por arrastre de grúa, mi auto se descompuso | Foto: Clarín
Así que con cada tope que se saltaba, mi auto se iba dañando, pero para ese momento yo pensé que no pasaría nada, pues confié en el operador de la grúa.
Cuando por fin llegamos, el operador desenganchó el auto y lo bajó de la grúa. Para mi sorpresa, el depósito de aceite se había dañado en el camino: estaba tirando un montón de líquido.
El operador me dijo que no había problema, que era muy barato arreglar eso y que él ya había cumplido con su trabajo. Sin embargo, marqué al seguro y les expliqué lo que había ocurrido.
El depósito de aceite se dañó por culpa de la grúa | Foto: Autobild
Cuando yo estaba en el teléfono, el operador de la grúa se empezó a poner pesado. Me pidió que colgara y actuaba de forma intimidante. Sin embargo, continué con la llamada.
Finalmente, en el seguro me explicaron que enviarían a un ajustador y que el operador de la grúa también tenía que llamar a su seguro. Así fue como aprendí lo siguiente: si una grúa daña tu vehículo, su seguro debe cubrir los daños. Nunca debes discutir con el operador ni intentar arreglar el asunto por fuera, pues corres el riesgo de que tu vehículo quede estropeado para siempre.
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