La baja en la perspectiva crediticia de México, anunciada la semana pasada por la calificadora internacional S&P, arrastró a varias empresas radicadas en México como Coca Cola, Liverpool, Kimberly Clark y America Móvil.
En un comunicado, la calificadora anunció que bajaría, también a negativa, la perspectiva de la calificación crediticia de distintas empresas que operan en México. La razón es que, particularmente estas compañías podrían enfrentar dificultades ante un escenario de estrés económico en México, es decir, son vulnerables ante una desaceleración económica. En ese sentido, aclararon que hay sectores de la economía que cambian de perspectiva con respecto a la que se establece para el soberano (México).

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Además, la calificadora anunció en otro comunicado, que revisó la perspectiva crediticia de 77 instituciones financieras que radican en México, muchas de ellas, como Nacional Financiera, Banobras, Banxico, BBVA Bancomer, entre otras, pasaron a perspectiva negativa en el rubro de escala global, otras incluso fueron evaluadas con perspectiva negativa a escala nacional.
En el caso de las empresas como America Móvil y Liverpool, la calificadora señaló que: “el diferencial de un nivel por encima de la calificación soberana en moneda extranjera de México refleja nuestra opinión de que las empresas de telecomunicaciones y de bebidas son moderadamente sensibles al riesgo país. También obedece a sus factores crediticios intrínsecos, y a su margen de liquidez ante un escenario de estrés de México. Por lo tanto, la perspectiva negativa de las calificaciones de ambas empresas considera una potencial baja de calificación de un nivel si bajáramos la calificación soberana de México.”
En el caso de Liverpool, S&P dijo que esta empresa genera la mayor parte de sus ingresos en México, por lo que tendría un complicaciones en un hipotético escenario de estrés económico, además de que aseguran que la empresa no resistiría una crisis económica.
“La empresa genera la mayor parte de sus ingresos en México, por lo que su dinámica de negocios es altamente sensible a una crisis económica. Dado lo anterior, limitamos la calidad crediticia de la empresa a la del soberano”, apuntó la calificadora.
A pesar de que a Femsa y Grupo México se les bajó la perspectiva a negativa, la calificadora mantuvo la nota dos escalones por encima de la calificación en moneda extranjera de México.

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Respecto de las instituciones financieras y los bancos, S&P señaló que este cambio en la perspectiva crediticia de estable a negativa se debe a la percepción de incertidumbre que tienen los inversionistas respecto a las acciones del gobierno de López Obrador. Específicamente mencionan la cancelación del NAIM en Texcoco y la política que están impulsando para Pemex en donde no se ve que haya una apertura para colaborar con el sector privado.
Esta baja en la perspectiva son en palabras de la calificadora: “resultado de las expectativas económicas más débiles, derivadas de la menor confianza de los inversionistas y la incertidumbre sobre la política energética del gobierno, así como su capacidad para lidiar con los crecientes pasivos contingentes, principalmente en Pemex. La cada vez más negativa percepción de los inversionistas y el más complicado entorno de negocios es resultado de las decisiones iniciales del nuevo gobierno, teniendo como el ejemplo más notable la cancelación del proyecto del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México. En nuestra opinión, si la administración de AMLO no logra abordar de manera efectiva los desafíos del país y cumplir sus promesas, existe el riesgo de que el débil crecimiento económico persista, lo que erosionaría la resiliencia económica del país y las condiciones operativas para las instituciones financieras locales. En nuestra opinión, la severidad del impacto en el sistema bancario dependerá de cuánto tiempo tome a la economía repuntar.”
Recordemos que la baja en la perspectiva no es igual a una baja en la calificación, en el caso de la perspectiva para el soberano, se trata de una especie de advertencia de las calificadoras respecto a las decisiones económicas del gobierno mexicano. Por su parte, podríamos decir que la perspectiva de las empresas es consecuencia, justamente, de la baja en la perspectiva del país.