Una pregunta que es fundamental en el mundo de los Recursos Humanos y la administración de capital humano es ¿cómo se puede mejorar el desempeño de los trabajadores? O todavía más específico: ¿cómo se puede mejorar el desempeño de trabajadores que encuentran dificultades para realizar sus tareas?
Pues bien, un estudio realizado por investigadores de las universidades de Brown y Harvard muestra que el trabajar con colegas con mejor desempeño en ciertas habilidades ayuda a mejorar el desarrollo de esas habilidades en trabajadores a los que se les dificultan, en una medida similar a si recibieran una capacitación formal conducida por mentores especializados.

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La investigación fue emprendida en el entorno escolar, con una muestra de 14 escuelas y 136 profesores. Para el experimento, se hicieron pares de profesores para trabajar juntos. La pareja estaba compuesta por profesores con deficiencias en ciertas habilidades clave para el desarrollo de las actividades docentes y por profesores que sobresalían en esas mismas habilidades.
Se les motivaba a trabajar juntos en clase, enfocándose en el desarrollo de las competencias donde uno de los profesores sobresalía, mientras el otro tenía carencias. Las parejas fueron elegidas a partir de las evaluaciones de desempeño de 19 habilidades concretas del proceso de enseñanza, como manejar adecuadamente al grupo o hacer preguntas adecuadas al alumnado, entre otras.
Los investigadores hicieron un mapeo de las habilidades objetivo que querían desarrollar en cada pareja de docentes, con el fin de probar el impacto que el trabajo entre colegas tenía en el desarrollo de habilidades específicas para realizar el trabajo docente.
Programa innovador de mentoría

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Esto llevó a implementar un programa de mentoría diferente al que tradicionalmente se aplica en el entorno laboral, donde el empleado más experimentado o con mejores resultados en el trabajo simplemente es asignado para entrenar a los nuevos empleados o a aquellos que tienen bajo desempeño.
En las tutorías propuestas por los investigadores, las parejas de maestros no necesariamente seguían la lógica del “mejor con el peor”, sino de aquellos que sobresalían en ciertas competencias específicas, frente a aquellos que tenían dificultades en esas mismas competencias.
Ambos maestros podían tener un desempeño promedio en la actividad docente general; es decir, unos no necesariamente eran “mejores” que los otros como maestros. Sin embargo, una vez desagregadas las evaluaciones de cada una de estas competencias, algunos tenían desempeños notables en áreas específicas y otros más bien se quedaban cortos.
En ese sentido, el programa de mentoría propuesto por los investigadores resultó novedoso, pues no buscaba ser simplemente una capacitación formal, sino algo que fomentara el trabajo colaborativo para desarrollar rubros concretos de la actividad docente.
“Nuestra intervención es diferente en dos sentidos clave. Primero, se diferencia en quién participa. Los maestros ‘objetivo’ en nuestras parejas no son exclusivamente novatos (recién contratados). Los maestros ‘compañeros’ no son mentores especializados, y tampoco son necesariamente los maestros con el desempeño más alto de todos”, explica el estudio.
Además: “(La pareja puede estar compuesta) por dos maestros promedio, donde el promedio se define por el desempeño general. En segundo lugar, las parejas se juntan sobre la base de habilidades específicas”.
Los resultados

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Entre otras cosas, el estudio revela que los profesores con deficiencias mejoraron su desempeño gracias al programa de tutorías propuesto por los investigadores, el cual motiva el aprendizaje a través del equipo con colegas de trabajo, sin necesidad de que estos últimos sean mentores formales o especializados o de que siguieran un programa de capacitación estructurado para entrenar a sus compañeros.
A los profesores emparejados tan sólo se les otorgaron algunas líneas para entablar diferentes actividades en conjunto. Por ejemplo: establecer objetivos a cumplir con la mentoría, valorar los resultados de evaluaciones de desempeño anteriores, observarse mutuamente al dar una clase, desarrollar estrategias para mejorar las habilidades objetivo, entre otras cosas.
Frente a las escuelas de ‘control’, donde se dejó que las capacitaciones se llevaran con normalidad – se emparejaban mentores experimentados con nuevos profesores – , en las escuelas ‘intervenidas’ la mejora resultó ser mayor. Se hizo visible en los propios estudiantes, hasta por un año más después del experimento.
“Encontramos que el emparejamiento de acuerdo a habilidades, mejora el desempeño del trabajo de los docentes, medido a través de un alza en las calificaciones obtenidas por sus alumnos en diferentes exámenes”, señala el artículo.
Un efecto positivo añadido encontrado en el experimento, es que este programa también modificó la motivación o esfuerzo que el docente le imprime a su labor. Dialogar acerca de sus áreas de mejora y de los resultados de sus evaluaciones de desempeño puede tener un efecto positivo en el estado de ánimo del profesor ‘objetivo’. Lo vuelve más optimista y entusiasta respecto a su trabajo o más proclive a avergonzarse cuando tiene un pobre desempeño, disparando más el incentivo a esforzarse más.
Finalmente, aunque la investigación fue realizada en el entorno escolar, los investigadores consideran que los resultados positivos de su programa experimental pueden ser implementados por administradores en otros entornos laborales, especialmente si se explota y gestiona adecuadamente el aprendizaje en el trabajo a través de los colegas, donde activamente se relacionan habilidades específicas de mejora entre trabajadores que sobresalen en ellas y trabajadores que no.