Emprender puede ser una actividad gratificante en lo personal y lo financiero. Sin embargo, tu emprendimiento viene con riesgos y responsabilidades que al comenzar no adviertes. Evitar esos errores te ayudará a ahorrar dinero y prevenir que tu pequeña empresa vaya a la quiebra.
1: No tener una cuenta bancaria para la empresa
Algunas personas piensan que la cuenta bancaria del negocio debería ser la misma que la del dueño. Aunque esto no es indispensable, separar tus finanzas de las del negocio evita problemas futuros.
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Por ejemplo, si el negocio corre a cargo de varias personas o hay inversionistas, puede haber disputas sobre cómo se distribuyen las ganancias. Tener una cuenta bancaria aparte ayuda a tener un registro claro sobre cómo se gasta en la empresa. También ayuda a que no confundas tus finanzas con las del negocio.
2: Gastar muy rápido
No gastes dinero si no entiendes cabalmente lo que compras. Esto aplica en mantenimiento y gastos regulares que debes hacer. Sólo porque tienes dinero no quiere decir que debas gastarlo de forma apurada. Lo último que quisieras es vaciar tus fondos rápidamente, porque habrá gastos y cuentas esperándote.
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3: No tener un plan de respaldo
Cuando emprendes, debes tener un plan de respaldo, algo que te permita seguir ganando dinero si tu negocio falla. Esto puede ser una tienda en línea, ahorros de emergencia, o trabajo extra como freelance. Si ocurre el peor escenario posible y tu idea falla, tener algo adicional te ayudará a mantener ingresos que te permitan seguir pagando las cuentas e intentar un nuevo negocio.
4: No incluir el marketing en tu presupuesto
El marketing o publicidad es esencial: si no promocionas lo que vendes, nadie sabrá sobre tu negocio. Y si nadie sabe que tienes un negocio, no tendrás ventas. La promoción va desde tu logo, diseños o campañas de publicidad, hasta pagar por posicionamiento en Facebook o Google.
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5: Mala administración del dinero
La pobre administración de las ganancias y los costos de inventario son grandes errores que conducen a los negocios a un endeudamiento poco sano o a la bancarrota. Es decir, si compras más inventarios de los necesarios, podrías terminar con el flujo de efectivo de tu empresa y comprometer su rentabilidad.
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