Cuando creas una startup debes asociarte con las personas correctas para llevar a buen puerto el proyecto. Si eliges mal a tus socios, corres el riesgo de perder tu inversión y el tiempo que dedicaste al desarrollo de la empresa. Por esta razón es importante que conozcas el “Vesting”, una herramienta para solucionar este tipo de conflictos.
El Vesting es un acuerdo que compromete a las partes a cumplir con un periodo de permanencia dentro del proyecto. Funciona de la siguiente manera: cada socio debe aceptar recibir el porcentaje de las acciones que le corresponden de forma diferida.
Por ejemplo: si un socio tiene el 25% de las acciones y firma un acuerdo de Vesting por 36 meses, recibirá su porcentaje de la empresa en los mismos 36 plazos; es decir, 0.69% cada mes.
Esta herramienta sirve para diferir las acciones de una empresa emergente | Foto: Pexels
De esta manera, se evita que alguien abandone el barco y se escape con las acciones de la startup sin trabajar por ello.
El periodo de Vesting depende de la proyección a futuro de la concreción del modelo de negocio. Así, si los planes indican que en 1 año la empresa estará consolidada, habrá que definir un periodo de 12 meses de Vesting; si se planea la consolidación a 5 años, el plazo habrá de aumentar a 60 meses; y así sucesivamente.
Así cada socio recibe sus acciones por plazos | Foto: Pexels
La idea es que todos reciban una porción de acciones de acuerdo con el tiempo invertido en el proyecto. Así, además de evitar el abandono prematuro, generas un compromiso de todas las partes con el desarrollo de la propia startup.
Si alguien no acepta el acuerdo, probablemente no es el socio que estás buscando. Las personas que estén realmente convencidas del proyecto, trabajarán en consecuencia y aceptarán apegarse al periodo de Vesting.
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